ECONOMÍA SOCIAL

Una huerta comunitaria que cultiva alimentos y valores

En la ciudad de Ameghino, un proyecto de colaboración entre el gobierno municipal y Cáritas en solo dos meses ha transformado un espacio ubicado en el vivero municipal en una huerta comunitaria que alimenta tanto a las familias como a instituciones clave de la comunidad.

La iniciativa, inaugurada el pasado 11 de septiembre, es liderada por Lucrecia Balbín, directora de Cáritas Ameghino, y Ignacia Iturreria, Secretaria de Desarrollo Social de la Municipalidad. Desde las 7 a.m., cada mañana, familias, personas mayores y voluntarios se reúnen en este espacio abierto para sembrar, cultivar y cosechar juntos.

Un espacio para todos
La huerta está organizada en dos áreas principales: tablones individuales donde las familias pueden sembrar y cosechar para su propio consumo, y un sector comunitario cuya producción es destinada semanalmente al hospital, geriátrico y comedor del barrio San Miguel. En palabras de Lucrecia: “A través del trabajo en la tierra, promovemos valores como el compañerismo, la solidaridad y el respeto, esenciales para la convivencia y el desarrollo personal y comunitario.”

De la tierra al plato
El impacto de la huerta ha superado las expectativas. Con una producción que incluye acelga, pepinos, zapallos, tomates, papa, albahaca, perejil, lechuga y más, los participantes ya disfrutan de los frutos de su trabajo. Además, el proyecto se articuló con el programa “Nutriendo Futuro”, que funciona hace más de dos años en la ciudad de Ameghino en el marco de un convenio con el Supermercado La Anónima, en donde se dictan talleres de cocina para enseñar a las familias a aprovechar al máximo toda la producción, como preparar croquetas con hojas de rabanito, entre otros.

La huerta no solo alimenta cuerpos, sino también el espíritu. Según Lucrecia, una de las coordinadoras del espacio, “Trabajar con la tierra es terapéutico. Genera paz y renovación. Hemos visto cómo personas en sillas de ruedas encuentran aquí un lugar de encuentro y disfrute.”

Proyecciones a futuro
Con la experiencia adquirida y el apoyo del municipio, la huerta busca seguir creciendo. Entre los proyectos está la instalación de una cocina comunitaria para elaborar productos como dulces o chutneys que puedan comercializarse. También se están dando los primeros pasos en la producción de flores y plantas que serán destinados a los espacios verdes de Ameghino, reforzando el compromiso con el desarrollo local.

Una comunidad que florece
Actualmente, unas 30 familias participan activamente en la huerta, que está ubicada en la calle 18 y 1 bis de dicha ciudad. El espacio está abierto de lunes a viernes, de 7 a 11 hs., para quienes deseen conocer el trabajo y sumarse. Todos los jueves, de 8 a 12 hs., se realizan jornadas abiertas para mostrar los procesos de cultivo y compartir experiencias entre los participantes.

Este proyecto es una muestra de cómo el trabajo conjunto entre Cáritas y el municipio puede generar impactos positivos en la comunidad. Lo que antes era un terreno sin uso, hoy es una fuente de alimentos saludables, aprendizaje y valores compartidos. Dice Lucrecia: “Lo que encuentra la gente es un espacio abierto, con muchísima tarea que tiene que ver con la tierra, con el ver crecer, con la evolución.. es una paz enorme. Nos pasa que van señoras en sillas de ruedas, con poca movilidad que vienen a  tomar mate, comparten el recreo de las 10 de la mañana con el grupo que va a trabajar y vemos que la gente que va quiere volver”, y continúa: “Tenemos un lema para nuestro espacio: Cultivar es comer: la gente que se anima a cultivar la tierra, con todos los valores que eso significa, todos los días tiene comida en su mesa.”

También participan las personas con discapacidad que asisten al Taller Protegido “Nuevo Horizonte” dependiente de la Municipalidad quienes cultivan su fracción de tierra, como es el caso de Ana: “Cuando venimos acá regamos, limpiamos, sacamos el pasto, cosechamos, lo llevamos o lo vendemos. Cada día que venimos tenemos que limpiar porque los pastos van tapando lo que crece”, nos cuenta una de las asistentes que aprendió a cultivar para el consumo propio, o incluso comercializar el excedente de producción.

Invitamos a todos los vecinos de Ameghino a acercarse, colaborar y ser parte de esta experiencia transformadora.