HOGAR DE CRISTO

Puertas de Esperanza, un espacio dónde enfrentar las adicciones

Desde septiembre del 2019 funciona el Hogar de Cristo Puertas de Esperanza en Trenque Lauquen con el propósito de abrazar la vida como viene y formar una gran familia donde todos encuentren un lugar de pertenencia.

En ese entonces, integrantes de la comunidad se acercaron a la parroquia buscando un espacio que fuera de contención para personas que estuvieran atravesando una adicción, y desde la parroquia se invitó a armar un Hogar de Cristo que, en un primer momento, inició sus actividades en la Capilla San Martín de Porres.

“Este centro barrial tiene como idea abrazar las distintas problemáticas y necesidades que se van presentando sin juzgar a nadie, simplemente abriendo las puertas y los brazos al que se acerca, y donde priorizamos la escucha, los valores, los juegos, los límites y el amor, acrecentando la confianza día a día, hermanándonos, fortaleciendo los vínculos y formando una gran familia donde todos encontremos un lugar de pertenencia”, sostuvieron los referentes de este espacio que desde que se abrió en el 2019 nunca cerró sus puertas y donde se comparten distintos grupos de mujeres, jóvenes, adicciones y familia.

El equipo, compuesto por Camila Barreto, Jochi Aspiroz, Marita Vega, Cristina Juan, Lucila Rabanal y Fernando “Ruso” Etchevers, se reúne cada 15 días para darse el tiempo de mirarse como equipo, apoyarse y tratar las distintas demandas. A raíz de distintos hechos de violencia que han sucedido en la comunidad, se han realizado convivencias de dos días con el objetivo de llevar a cada joven a su esencia y tratar de encauzarlos a través de un trabajo profundo con las heridas que existen en cada historia de vida: “Aprendemos a perdonarnos, saber que un error no te define como persona, que uno puede caer, aprender y levantarse más fuerte”, afirman desde el equipo del Hogar de Cristo, y continúan: “Estamos convencidos de que hay cinco palabras que nos empoderan como sujetos: “por favor”, “muchas gracias”, “perdón”, la “fe” y el “amor”. El “por favor” siempre predispone de otra manera, el “muchas gracias” es un reflejo del corazón, el “perdón” nos libera, la “fe” nos conduce y el “amor” transforma todo y a todos”.

En la actualidad, el espacio se está rearmando en una quinta prestada por la parroquia y funciona los miércoles y viernes (sábados cada quince días) con una realidad que no es ajena a nadie por las distintas necesidades que los atraviesan, pero esperanzados y redoblando los esfuerzos más que nunca.