ADICCIONES
Hogares de Cristo: Recibimos la vida como viene
Los “Hogares de Cristo” son centros barriales que acompañan y brindan apoyo a personas de todas las edades que atraviesan diversos padecimientos sociales, y que se pueden manifestar en el consumo problemático, la violencia, el aislamiento, entre otras cosas. En nuestra diócesis actualmente están en pleno funcionamiento en Nueve de Julio y Trenque Lauquen, y se trabaja mancomunadamente con los grupos parroquiales y voluntarios para acompañar a jóvenes y adultos en su camino de recuperación.
Bajo el lema “Recibimos la vida como viene”, se trama este diálogo entre Iglesia y comunidad. Un manifiesto que reza que toda vida vale, que no se juzga a quien entra al Hogar, que “no importa lo que te haya pasado”, que no hay ciudadano de primera y segunda o tercera, que no hay salvación individual, que si la comunidad no se organiza, el mundo es un lugar hostil y expulsivo.
El crecimiento de los Hogares de Cristo va de la mano de Cáritas con el propósito de llegar a cada territorio y no hacer oídos sordos al fenómeno de los consumos problemáticos, la violencia y el desamparo de muchas personas que no encuentran salida. El obispo Mons. Ariel Torrado Mosconi propuso hace seis años que el mensaje llegue a cada persona, a los que concurren habitualmente a las iglesias y también a quienes sufren en sus hogares o barrios. En concordancia con el Papa Francisco, buscamos proponer un camino de misericordia: “La misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia... Tal vez por mucho tiempo nos hemos olvidado de indicar y de andar por la vía de la misericordia”. (Papa Francisco. Misericordiae Vultus. No 10)
En el 2017 el obispo Mons. Ariel Torrado Mosconi conformó un equipo de coordinación integrado por Marcelo del Campo y Flavio Alman Bornes, especialistas en abordaje en territorio de personas con consumos problemáticos y violencia, para llevar adelante el armado de los “Hogares de Cristo” en nuestra diócesis. Desde entonces, se ha convocado y acompañado a los párrocos en el diagnóstico de cada situación y se ha dado soporte a cada integrante, dinamizando el funcionamiento grupal y asistiendo en la búsqueda de objetivos que den sentido a la intervención.
A nivel local, es necesario el armado de equipos de trabajo con personas que tengan esta sensibilidad y perfil, personas con una mirada compasiva hacia aquellas otras personas que atraviesan situaciones difíciles. Además, se busca un lugar que permita el desarrollo de actividades integradoras, de convivencia y que la parroquia pueda disponer libremente. De esta manera, comenzamos a tener presencia en los barrios, entramos en contacto con las personas y sus entornos, nos volvemos una compañía habitual, que está “cerca”, que escucha. Al mismo tiempo, se comienza el contacto con otras instituciones y espacios, y se propone un trabajo en red que aumente la posibilidad de acción usando todas las herramientas disponibles y evitando la superposición de acciones.
Es importante resaltar que los “Hogares de Cristo” son dispositivos de contención y abordaje que abren sus puertas a una recuperación integral, contemplando todo el entorno psico-físico-emocional-espiritual de quienes se acercan. Se entiende que todas las personas tienen un complejo entramado que debe acompañarse integralmente para que sea posible una vida digna y saludable, siendo fundamental poder transitar la existencia con armonía interior y con el entorno.
En estos espacios se llevan adelante almuerzos, meriendas y cenas, apoyo escolar, talleres, movilidades, actividades formativas, laborales, etc. En concordancia con la familia grande de los Hogares de Cristo, organización nacional que agrupa a todos los Hogares del país y que lidera el Padre Pepe, participamos de las agendas nacionales de encuentros y acciones, generando en cada integrante un sentido de familia que trasciende lo local y hermana en un sentido espiritual y emotivo.
Llevar adelante estos Hogares implica el compromiso de la familia parroquial, ya que, sin el aporte de hermanos y hermanas, estas casas de amor no tendrían posibilidades de existir. El constante dinamismo de la vida de las personas obliga a los equipos de trabajo a estar atentos a los vaivenes y movimientos de muchas personas, “poner el cuerpo” al padecimiento de otras y prestar el oído a lo mucho que tienen para decir. Por eso cada “Hogar de Cristo” requiere de personas amorosas y pacientes que usen su tiempo en construir un mundo mejor.
VOLUNTARIADO
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Cáritas Diócesis 9 de Julio - San Martín 1340, Ciudad de 9 de Julio - Buenos Aires, Argentina
caritasdiocesana9dej@gmail.com
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